La Rueda de la Fortuna El Loco sale de su escondite y entra en la luz del día, como si fuera empujado hacia arriba desde un puno bajo y oscuro de una rueda. Es momento de cambio. Agarrado al bastón vuelve al mundo, sin esperar nada. Pero de manera extraña, cosas le van sucediendo según pasan las horas, cosas buenas. Pasando por un molino de agua, una mujer le ofrece agua de un cáliz de oro, y después le ruega que se quede la copa, simplemente porque le cae bien; Cruzando delante de un molino de viento, paró para mirar un joven blandiendo una espada, - cuando expresa su admiración por la hermosa arma, el joven se lo pone en su mano insistiendo en que se lo quede. Y, finalmente cruzándose con un comerciante rico sentado en su carro justo encima una de las ruedas, el hombre le pasa una bolsa de monedas. - Me gusta regalar dinero, explica el mercader, - y decidí como un juego de azar, que la décima persona que se cruzaría con migo hoy se quedaría con esta bolsa de dinero. El Loco pensaba que a estas alturas de su vida no podría sorprenderse, pero si que esta sorprendido. Es como si todas sus buenas acciones en su vida fuesen devueltas, multiplicadas por tres. Toda la suerte este día es suya. |