La Luna



    Siguiendo a la estrella, el Loco viaja durante la noche. La Luna llena se levanta, iluminándole un sedero con agua. Y empieza a sentirse desorientado, como sonámbulo. Debajo la luna pasa entremedio de dos torres antiguos y extraños. Mirando a su alrededor, de repente se da cuenta de que se encuentra en un paisaje completamente distinto. Cuando visitó a la Sacerdotisa, vio indicios de este país oscuro a través de las cortinas que cubrian la parte detrás de su trono. Y cuando colgaba de la rama del árbol, patas arriba, se sintió entre el mundo físico y este.

    Ahora ya había traspasado la cortina. Aquí están los misterios que buscaba, al menos los misterios oscuros, - los que tienen que ver con los poderes más primarios y arcaicos, los poderes de la naturaleza, - no de civilizaciones. Es un país que poetas, artistas, músicos y locos conocen muy bien, un lugar terrorífico y seductor, con leyes muy distintas. Lobos salvajes, aullando en homenaje a la luna. Ellos corren por estos paisajes, cazan junto a guerreras con arcos y flechas. Y las criaturas de las pesadillas de la niñez miran con ojos resplandecientes desde las sombras.

    El sendero donde el Loco estaba andando, es ahora un río, y se encuentra hasta la cadera en el medio del arrastre poderoso de sus aguas saladas iluminadas por la luna. En la orilla cercana hay un pequeño barco, pero no tiene ni timón ni remos. El Loco se da cuenta de que tiene solamente dos alternativas. Puede perderse en este país desolado y rudimentario, de locura e ilusión, - puede aullar con los lobos, ser cazado, - o, puede subirse a la barca y confiar en el río. De ambas maneras, la Luna tendrá el control, pero al menos con la barca llegará a algún sitio en su rendición a las fuerzas de este mundo inconciente y natural. 

    Como los artistas, los poetas y los magos bien saben, esta rendición tiene como recompensa inspiración, visiones, genialidad y magia. El Loco empuja la barca al río y salta adentro. Mientras la corriente le arrastra, la Luna emite luz en su ‘camino’, y el siente como la señora de este país oscuro le mira desde arriba con ojos aprobando de la Sacerdotisa.

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