La Estrella



    El Loco esta sentado, vacío, sin esperanzas en el paisaje desolado donde la Torre había estado. Había esperado encontrarse a si mismo en este viaje espiritual, pero ahora siente que ha perdido todo, inclusive a si mismo. Sentado en las piedras frías, mira hacia arriba, al cielo nocturno, preguntándose que queda. Y ahora es cuando se fija en una hermosa chica con dos cantaros de agua. Mientras mira, ella se arrodilla junto a un estanque, el agua iluminado y reflectando el brillo de las estrellas. Vacía las urnas, uno vertiéndolo en el estanque, uno volcándolo en el sediento suelo.

 

    - ¿Qué estas haciendo..?, pregunta.


    Ella levanta la vista hacia arriba y le mira, sus ojos chispean como estrellas.                       

    - Vuelvo a llenar este estanque para que todo los que tienen sed pueden beber, y también estoy regando la tierra, para que, - cuando llegue la primavera, las semillas crezcan, - le cuenta, y añade:                                                                        

    - ¡Ven! ¡Bebe!                                                                           


    El Loco llega, se arrodilla con ella junto al estanque, y bebe. El agua sabe maravilloso, como brillo de estrellas liquida.                                               


    - Veo que estas triste, - continua diciendo la chica,

    - y yo se porque. Pero debes recordar que no has perdido todo. Conocimiento, posibilidades, esperanza…, todas estas cosa las sigues teniendo. Como estrellas, ellas te guiaran a un futuro nuevo…


    Todavía mientras cuenta empieza a desvanecerse, como rocío – desapareciendo. Todo lo que queda es una luz tenue que estaba en el medio de su frente. Este se eleva cada vez más hacia arriba, hasta que se posa en el cielo nocturno como una estrella.

    - ¡Sigue tu estrella!, la voz de la chica parece venir, como un canto desde la luz.

    - y,¡ten fe!


    El Loco respira hondo y se levanta. Es una noche oscura, un paisaje desolado. Pero, por primera vez tiene una luz para guiarse en el camino. Aun, por lo distante que es, cura su corazón y restablece su fe.

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