El Sol El Loco se despierta por la mañana de su larga y mala noche sin descanso, y nota como el rió furioso por fin ha terminado, llevándolo suavemente a un pequeño y tranquilo lago. Hay un jardín vallado alrededor de este estanque destacándose por sus rosas, lilas y girasoles esplendidos moviendo sus cabezas. Como sube a tierra ve como el Sol se levanta luminoso y dorado. Es un día claro. Risas infantiles llaman su atención, y ve a un pequeño niño subido a un pequeño pony blanco adentrarse en el jardín.
- Ven, dice el pequeño, bajando del pony, corriendo hacia el. - Ven, mira… El niño coge la mano del Loco, destacando con entusiasmo todo tipo de cosas, los ajetreados insectos en la hierba, las semillas y los pétalos de los girasoles, como la luz destella en el agua del estanque. Le hace preguntas al Loco, - preguntas sencillas pero profundas como,
- ¿Por qué esta el cielo azul...? Canta canciones y juega juegos con el Loco. En un punto el Loco para, parpadea hacia el sol tan grande y dorado, y se encuentra a si mismo sonriendo, mas ancho y mas radiante que hace mucho tiempo. Desde que empezó este viaje espiritual ha sido puesto a prueba y juzgado, confuso y asustado, consternado y asombrado. Pero esto es la primera vez que francamente se ha sentido puramente feliz. Siente su mente iluminada, su alma ligera y brillante, como un rayo de sol. Como el gran Sol mismo, este niño, con sus preguntas simples, sus juegos y canciones, ha ayudado al Loco de ver el mundo y a si mismo de nuevo, de sorprenderse y gozar de ambos. - ¿Tu, quien eres?, pregunta finalmente al niño. El niño sonríe por la pregunta y parece brillar. Entonces brilla cada vez más hasta que se convierte en pura luz del sol. - Soy tu, dice el niño desde todo el jardín. - Soy el nuevo tu. Y mientras las
palabras están llenando al Loco con calor y energía, se da cuenta de que este
jardín, el sol arriba, el niño, todo existe en su interior. Acaba de ver su
propia luz interna. |